¿Es posible prevenir la sordera con fármacos antioxidantes? Experimentos en animales publicados en la literatura parecen responder a esta pregunta de manera afirmativa, ya que demuestran el papel otoprotector de antioxidantes como la N-acetilcisteína. – Foto creado por freepik – www.freepik.es.
De hecho, como subraya Teresa Rivero, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (HUPA), en Madrid, “existen muchos estudios que atribuyen una participación clave a las especies oxígeno-reactivas (ROS) no solo en la hipoacusia inducida por ototóxicos, sino también en la inducida por ruido y en presbiacusia”.
El papel de los antioxidantes aquí sería el de inactivar estas ROS, reduciendo así el efecto tóxico del oxígeno. Aunque no todo es tan sencillo y Rivero destaca las dudas que todavía existen en torno a los niveles moleculares a los que actúan estas sustancias, por ejemplo.
A día de hoy, destaca esta profesional, “lo único que conocemos es que la causa principal de hipoacusia neurosensorial inducida por ototóxicos y por ruido es la muerte de las células ciliadas del oído interno”.
En el intento de aclarar algunas de estas preguntas, el Servicio de Otorrinolaringología del HUPA, en colaboración con el equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, del CSIC, liderado por Isabel Varela-Nieto, tienen abiertas dos líneas de investigación en el estudio de la eficacia del tratamiento de la hipoacusia neurosensorial mediante terapia farmacológica.
La primera de ellas, ya cerrada, se centró en la utilidad de los inhibidores del factor de crecimiento transformante (TGF) beta en un modelo de ototoxicidad inducida por ruido en ratones.
Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, demostraron que, si bien no existían diferencias entre los ratones tratados a nivel local, en el oído, y los no tratados, sí se observaron en cambio diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de ratones tratados con TGF beta a nivel sistémico, por vía intraperitoneal, frente a aquellos ratones que no habían sido tratados.
Además, se evaluó su administración tanto antes (prevención) como después (regeneración) de la hipoacusia, siendo más eficaces en este primer grupo.
El segundo estudio, aún pendiente de publicación, se diseñó con el objetivo de comprobar el potencial otoprotector de la combinación de dos antioxidantes, N-acetilcisteína y resveratrol, precisamente por los “resultados moderados” registrados en la literatura con un solo antioxidante y que se deben en gran parte, opina Rivero, a que “se dirigen a una sola diana de la vía oxidativa”.
Los resultados preliminares con esta combinación, ya utilizada en cáncer y anemia de Fanconi, demuestran que el tratamiento sistémico (no local) reduce la sordera inducida por ototóxicos, con una disminución significativa de los umbrales obtenidos tanto en respuesta a clics como a tonos puros en todas las frecuencias estudiadas, tras el estudio con potenciales evocados auditivos de tronco cerebral.
En cuanto a la presencia de citoquinas pro y antiinflamatorias, solo se observó un incremento estadísticamente significativo en la expresión de la interleuquina 1B y en la expresión de genes como Sod1 y Gpx1, que codifican enzimas antioxidantes.
Aunque se ha demostrado su eficacia, Rivero advierte de que todavía “se requiere mucha más investigación para dilucidar el momento óptimo para iniciar el tratamiento, la combinación ideal de fármacos antioxidantes y las dosis más adecuadas”.
Vía: gacetamedica.com