Una prueba de audición anual proporciona los datos que necesita para determinar sus próximos pasos. Me temo que mi audición está empeorando. Desde que terminó el verano, he tenido más dificultades para seguir conversaciones. Generalmente escucho mal las preguntas que hacen los empleados de la tienda. Miro fijamente al camarero cuando lee los especiales. También me he vuelto más sensible a los ruidos fuertes como los anuncios a través de altavoces y camiones que suben por Third Avenue. Tengo más problemas para escuchar a mi esposo e hija explica la escritora Shari Eberts, en livingwithhearingloss.com, un blog y una comunidad en línea para personas que viven con pérdida auditiva. – Foto ilustrativo creado por yanalya – www.freepik.es.
Tal vez sea solo un período de adaptación mientras me instalo de nuevo en mi vida post-verano. En lugar de días de escuchar el viento que sopla en los árboles y el silencio del país, estoy de regreso en la ciudad con su energía constante y el ruido de fondo. En lugar de días de descanso junto a la piscina, estoy ocupado con llamadas de conferencia y reuniones. Tal vez estoy fuera de práctica de tal manera que el agotamiento de mi pérdida auditiva está teniendo un mayor impacto.
Esto ha sucedido antes. Cada año más o menos siento que mi pérdida auditiva se hunde. Esto puede ser provocado por un resfriado o viajes aéreos frecuentes. En estos casos, generalmente es temporal y se acompaña de un aumento en mi tinnitus.
Pero otras veces la pérdida es más permanente. Tengo mis exámenes de audición anuales para probarlo. Desde mi primer audiograma, mi pérdida de audición ha disminuido de leve en todos los ámbitos a una pérdida moderada en las frecuencias bajas y de rango de voz.
Mi pérdida auditiva es genética, por lo que tengo una idea de la progresión que puede tener con el tiempo. Desafortunadamente, el único audiograma que tengo de mi padre es uno de cuando tenía alrededor de 60 años. Su pérdida de alcance del habla fue moderada / severa en ese momento, y su pérdida en los tonos altos fue severa. ¿Es esto lo que me espera? Eso sería un cambio drástico dada mi fuerte audición de tono alto hoy.
Por desgracia, no hay mucho que pueda hacer al respecto que no sea continuar desarrollando mis habilidades de comunicación: practicar lectura de labios, buscar adaptaciones según sea necesario y abogar por una mejor aceptación para las personas con pérdida auditiva. De esta manera estaré lo más preparado posible para continuar prosperando sin importar lo que mi audiograma me arroje.
La buena noticia es que la tecnología de asistencia para la pérdida auditiva mejora cada día y la investigación científica en el campo también continúa avanzando. A pesar de mi miedo, soy optimista de que tendré mejores herramientas a mi disposición para hacer frente a lo que se me presente. Dedos cruzados.
Vía: Psychology today