Restauran audición a través de oído biónico

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El trabajo se centra en la regeneración de los nervios que sobreviven tras la pérdida de audición relacionada con la edad o el medio ambiente, utilizando la tecnología coclear existente.

La investigación también anuncia una posible nueva manera de tratar una serie de trastornos neurológicos. Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en inglés), en Australia, han administrado por primera vez pulsos eléctricos a partir de un implante coclear para aplicar la terapia génica, haciendo crecer con éxito nervios auditivos.

La investigación también anuncia una posible nueva manera de tratar una serie de trastornos neurológicos, como el Parkinson y trastornos psiquiátricos como la depresión. “En última instancia, esperamos que tras más investigaciones, las personas que dependen de los dispositivos de implantes cocleares puedan disfrutar de una gama dinámica y tonal más amplia de sonidos, algo particularmente importante para sentir el mundo auditivo que nos rodea y apreciar la música” afirma el director del Fondo para la Neurociencia en Medicina Translacional de UNSW, Gary Housley, autor principal del trabajo, que se publico en ‘Science Translational Medicine’.

Los implantes cocleares son “sorprendentemente eficientes” en la terapia genética localizada en el modelo animal cuando se administran pulsos eléctricos durante el procedimiento de implante.

Este avance es importante porque si bien hemos tenido muy buenos resultados con nuestros implantes cocleares hasta ahora, si podemos conseguir que los nervios crezcan cerca de los electrodos y mejorar las conexiones entre ellos, entonces seremos capaces de tener aún mejores resultados en el futuro”, dice Jim Patrick, científico jefe y vicepresidente senior de Cochlear Limited, quien apoyó la investigación.

Desde hace tiempo se ha establecido que las terminaciones nerviosas auditivas se regeneran si las neurotrofinas, una familia de proteínas de origen natural cruciales para el desarrollo, la función y la supervivencia de las neuronas, se llevan a la parte auditiva del oído interno, la cóclea.

Pero hasta ahora, la investigación se ha estancado porque la dispensación segura y localizada de las neurotrofinas no se puede lograr usando la administración de fármacos ni por la terapia génica vírica.

El profesor Housley y su equipo de la UNSW desarrollaron una forma de usar pulsos eléctricos desde el implante coclear para repartir ADN a las células cercanas a la matriz de los electrodos implantados, de forma que estas células produzcan neurotrofinas.

Nadie había intentado utilizar el propio implante coclear para la terapia génica”, subraya Housley, quien considera que con esta técnica el implante coclear puede ser muy eficaz.

Aunque la producción de neurotrofinas disminuyó después de un par de meses, Housley cree que los cambios en el nervio auditivo se pueden mantener mediante la actividad neuronal en curso generada por el implante coclear.

“Creemos que es posible que en el futuro esta entrega de genes sólo añada unos minutos al proceso de implante.”, dice el primer autor del artículo, Jeremy Pinyon, cuyo doctorado se basa en este trabajo.

El cirujano que instale el dispositivo podría inyectar la solución de ADN en la cóclea y luego disparar los impulsos eléctricos para activar la transferencia de ADN una vez que se inserte el implante”.

La integración de esta tecnología en otros dispositivos “biónicos” tales como matrices de electrodos para la estimulación profunda del cerebro, por ejemplo, en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y la depresión, también podría ofrecer oportunidades para la terapia génica segura dirigida a trastornos neurológicos complejos.

Nuestro trabajo tiene implicaciones mucho más allá de los trastornos de audición”, dice el coautor del trabajo, el profesor asociado Matthias Klugmann, de UNSW.

Se ha sugerido que la terapia genética es un concepto de tratamiento incluso para enfermedades neurológicas devastadoras y nuestra tecnología proporciona una novedosa plataforma para la transferencia génica segura y eficiente en tejidos delicados como el cerebro”.

Fuente: cienciasalud.com, Europapress