El estudio interdisciplinario examinó la influencia de dos tipos diferentes de BCI en el cerebro de los sujetos de prueba sin experiencia previa en esta tecnología. Al primer subgrupo se le dio la tarea de imaginar que estaban moviendo sus brazos o pies, en otras palabras, una tarea que requería el uso del sistema motor del cerebro, de acuerdo a este artículo revisado por Kate Anderton, B.Sc. (Editor), y publicado originalmente por el sitio especializado en informaciones médicas NEWS MEDICAL, en su portal web oficial www.news-medical.net. – Foto creado por DCStudio – www.freepik.es.
La tarea asignada al segundo grupo se dirigió al centro visual del cerebro al exigirles que reconocieran y seleccionaran letras en una pantalla.
La experiencia muestra que los sujetos de prueba logran buenos resultados en tareas visuales desde el principio y que un entrenamiento adicional no mejora estos resultados, mientras que abordar el sistema motor del cerebro es mucho más complejo y requiere práctica. Para documentar posibles cambios, evalúe a los sujetos
«Sabemos que el entrenamiento físico intensivo afecta la plasticidad del cerebro«, dice el Dr. Till Nierhaus del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas.
La plasticidad se refiere a la capacidad del cerebro para alterar dependiendo de cómo se use. Los científicos distinguen aquí entre la plasticidad funcional, donde los cambios solo ocurren en la intensidad de las señales entre las sinapsis individuales, y la plasticidad estructural.
La plasticidad estructural se refiere a un cambio en las células nerviosas o incluso a la formación de nuevas células nerviosas.
Nos preguntamos si estos impactos en la plasticidad del cerebro también ocurrirían en tareas experimentales de BCI puramente mentales, en otras palabras, si los sujetos de prueba solo piensan en una tarea sin realmente realizarla «. – Dra. Carmen Vidaurre, investigadora, Universidad Pública de Navarra. –
Los resultados mostraron cambios medibles precisamente en aquellas regiones del cerebro específicamente requeridas para realizar las tareas.
En otras palabras, los cambios en las áreas visuales del cerebro en los sujetos de prueba dada la tarea visual y los cambios en el área motora en los sujetos de prueba que practicaron imaginar mover una parte de su cuerpo.
Vale la pena señalar que los cambios ocurrieron en períodos muy cortos de tiempo (una hora) usando BCI, en lugar de semanas, como es el caso en el entrenamiento físico.
«Todavía no está claro si estos cambios también ocurrirían si los sujetos de prueba no recibieran retroalimentación a través del sistema BCI de que sus señales cerebrales podrían leerse con éxito», señala el Dr. Nierhaus.
«La especificidad espacial de los impactos logrados con BCI podría utilizarse para apuntar a aquellas áreas del cerebro afectadas por accidentes cerebrovasculares», explica el profesor Arno Villringer, director del departamento de neurología en el MPI para Cognición Humana y Ciencias del Cerebro.
«Los procesos de aprendizaje automático sirven para decodificar o traducir las actividades BCI en señales de control», agrega el profesor Klaus-Robert Müller, profesor de aprendizaje automático.
«Esta es la única manera de convertir las actividades individuales de BCI en señales de control sin largos períodos de entrenamiento. Esta lectura personalizada de BCI será decisiva para determinar si la tecnología se puede utilizar en sistemas de rehabilitación en el futuro».
Fuente: Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas – Referencia del diario: Nierhaus, T. y col . (2019) Plasticidad cerebral inmediata después de una hora de interfaz cerebro-computadora (BCI). La revista de fisiología. doi.org/10.1113/JP278118.
Vía: News-medical