Timpanometría y Logoaudiometría: Dos Herramientas Cruciales en la Evaluación Auditiva

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La logoaudiometría evalúa el grado de discriminación fonémica, permitiendo identificar si la pérdida auditiva se localiza en la cóclea o en el nervio auditivo. – (Imagen de zinkevych en Freepik)

Durante este procedimiento, se presentan monosílabos al paciente, quien los repite, y se registran los decibelios necesarios para lograr un 100% de discriminación fonémica.

En condiciones auditivas normales, el umbral auditivo es de 20 decibelios, alcanzando un 50% de discriminación fonémica, y se requieren 30-40 dB adicionales para alcanzar el punto óptimo de discriminación (100%).

En casos de hipoacusia conductiva, la discriminación fonémica no se ve afectada, y la gráfica permanece inalterada. Las hipoacusias neurosensoriales se subdividen en sensoriales, donde la cóclea se ve afectada, y neurales, donde el daño ocurre en el nervio auditivo.

Cuando la cóclea está afectada, el punto máximo de discriminación fonémica generalmente no llega al 100%, pero se acerca a este valor, correlacionándose con el umbral de audición.

Surge el reclutamiento, un fenómeno de ganancia anormal del sonido, evidenciado cuando aumentar la intensidad de los monosílabos en la prueba empeora la discriminación en lugar de mejorarla.

Las hipoacusias por afectación del nervio muestran una gráfica independiente del umbral auditivo, con una discriminación fonémica notablemente reducida.

Clínicamente, los individuos afectados experimentan molestias ante los sonidos y tienen dificultades para entender cuando se les habla en tono elevado.

La timpanometría

La timpanometría analiza las impedancias de la membrana timpánica, reflejando la presión del oído en relación con la presión atmosférica, siendo lo normal cero. Esta prueba evalúa el movimiento de la membrana timpánica y, de manera indirecta, la presión en el oído medio.

La timpanometría ofrece cuatro tipos de curvas. La tipo «A» es la curva normal, mientras que la «As» indica una curva corta, sugiriendo una disminución de la movilidad del tímpano debido a rigidez, como en casos de endurecimiento de los huesecillos o presencia de moco.

La curva «AD», que es larga, se asocia con la flacidez de la membrana timpánica, como en luxaciones de los huesecillos.

La tipo «B» es una curva plana, indicativa de falta de movimiento del tímpano debido a tensiones, como en casos de rigidez. La curva «C» se presenta cuando el pico más alto es negativo, observándose cuando el tímpano está retraído o adherido al promontorio.