La exposición al plomo en niños y adolescentes puede causarles una discapacidad auditiva a una edad temprana. Los expertos sugieren que se baje aun más el valor límite de la exposición a este tipo de metales pesados.
Hoy día la normativa de exposición al plomo establecida por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades estadounidense permite un valor límite de hasta 10 microgramos por decilitro. Sin embargo, estudios recientes muestran que esta cifra puede ser aún demasiado alta, tras observar que muchos adolescentes a los que se les detectó plomo en sangre no superaban las pruebas de audición.
Aunque la cantidad de plomo en el medioambiente ha descendido a lo largo de los años, todavía se puede encontrar en casas antiguas, en la tierra e incluso en el agua corriente. Según los investigadores del estudio, la exposición al plomo debería considerarse todavía como una de las causas de la pérdida de audición en los jóvenes.
La pérdida de audición en niños y adolescentes puede llegar a suponer un grave problema, ya que dependen de la capacidad auditiva para socializarse con compañeros. Asimismo, puede ser una fuente de estrés y provocar dificultades de aprendizaje.
Menor exposición al plomo, mejor audición
En un estudio realizado por el doctor Josef Shargorodsky, del Hospital de Oftalmología y Otorrinolaringología de Massachusetts en Estados Unidos, se midieron los niveles de plomo en sangre y orina de 2.500 adolescentes. Los resultados se publicaron en la revista médica Archives of Otolaryngology-Head and Neck Surgery, e indican que los niveles de plomo no excedían los valores límite establecidos en Estados Unidos, lo que supone un logro.
Sin embargo, al realizar pruebas de audición a estos adolescentes, el 31% de los sujetos de 12 a 19 años con niveles de plomo en sangre de dos a más microgramos por decilitro no superaron las pruebas adecuadamente. Mientras que tan solo el 17% de los adolescentes con niveles inferiores a un microgramo de plomo en sangre mostraban problemas auditivos.
Estudios anteriores indican que la exposición al plomo puede llegar a afectar al cerebro, e interferir con la trasmisión y el procesamiento del sonido.
Por tanto, el Dr. Shargorodsky recomienda a los padres que protejan a sus hijos de la exposición al plomo y demás metales pesados en general, aun cuando la cantidad de estas partículas en el medioambiente se encuentren dentro de los límites definidos como “seguros”.
Vía: hear-it, reuters y ncbi.nih – Foto de Andrew Seaman en Unsplash