El oído interno desempeña un papel crucial en las funciones auditivas y de equilibrio del cuerpo. Su estructura se compone de un intrincado laberinto de tubos semicirculares repletos de líquido, con terminaciones nerviosas que se conectan directamente al cerebro. – Imagen de kjpargeter en Freepik.
En cada oído, reside un componente esencial conocido como el oído interno, responsable tanto de la percepción auditiva en ese lado del cuerpo como de proporcionar las directrices cruciales para el equilibrio en ambos lados.
Problemas comunes asociados con este órgano incluyen la pérdida de audición, zumbidos en los oídos y mareos. Además, existen afecciones menos frecuentes, como el desarrollo de tumores y las infecciones bacterianas y virales en el oído interno.
Se ha observado que mejorar la circulación sanguínea puede desempeñar un papel crucial en potenciar la eficacia de otros tratamientos médicos para abordar estas afecciones. La clave reside en estimular un flujo sanguíneo saludable para optimizar la salud del oído interno.
Descubre cómo impulsar el vital líquido que nutre este órgano y mejora tu bienestar auditivo:
Restringe el consumo de tabaco, alcohol, drogas recreativas y ciertos medicamentos recetados. Estas sustancias tienen el potencial de inducir vasoconstricción, generar complicaciones en la presión sanguínea y desencadenar arritmias cardíacas. Además, debilitan el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a virus e infecciones que podrían afectar el oído interno.
Mantén un peso saludable. El sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, lo que reduce la circulación en todo el organismo. Además, incrementa la probabilidad de padecer diabetes, una condición que afecta los pequeños vasos sanguíneos, incluyendo los que se encuentran en el oído interno.
Incorpora ejercicio regular en tu rutina. La actividad física mejora el flujo sanguíneo en las extremidades y disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas y ataques. Es importante destacar que algunas personas que han experimentado un ataque pueden desarrollar acúfenos y pérdida de la audición asociados con esta condición.
Aplica compresa tibia en la parte posterior de tus oídos. Dado que el oído interno está situado profundamente dentro del cráneo, detrás de las orejas, esta técnica implica colocar un paño humedecido con agua tibia en esa área y mantenerlo hasta que se enfríe. Este proceso estimula la circulación en la región. El calor, al relajar los músculos, vasos sanguíneos y tejidos, contribuye a mejorar la circulación. Asegúrate de que el agua esté tibia, no demasiado caliente, y repite este procedimiento según tus preferencias.
Incorpórate a prácticas de relajación como yoga o meditación. El estrés tiende a limitar la circulación y debilitar el sistema inmunológico. Los periodos de alto estrés pueden manifestarse en una disminución en la calidad auditiva y una sensación de desequilibrio. Reducir el estrés en tu vida, o aprender a gestionarlo de manera efectiva, puede contribuir significativamente a aumentar la circulación en la zona de los oídos.
Someterse a controles auditivos anuales puede proporcionar alertas tempranas sobre posibles patologías del oído. Si experimentas síntomas como dolor, mareos, sensación de presión u oídos tapados, pérdida de audición, picazón, secreciones o zumbidos en los oídos, es crucial que consultes con tu médico para una evaluación y orientación adecuadas.
Individuos afectados por acúfenos, experimentando zumbidos persistentes u ocasionales en los oídos, señalan que la intensidad de estos síntomas aumenta durante episodios de vasoconstricción.
Es fundamental nunca interrumpir la toma de medicamentos recetados sin previa consulta con el médico. Mantener una comunicación abierta con el profesional de la salud es esencial para gestionar adecuadamente los síntomas y garantizar la efectividad del tratamiento.
En caso de sospechar que algún medicamento está generando efectos secundarios vinculados al oído, como acúfenos o pérdida de la audición, es recomendable discutir con tu médico la posibilidad de cambiar la medicación. Una comunicación abierta y transparente sobre los síntomas es crucial para tomar decisiones informadas sobre el tratamiento y preservar la salud auditiva.