El oído tiene mucho que ver con la falta de equilibro, la sensación de que todo se mueve alrededor y con ciertos dolores de cabeza. El kinesiólogo y el otorrinolaringólogo pueden ayudar en el tratamiento neurológico. Los mareos y la sensación de vértigo son alteraciones de la orientación espacial y del equilibrio y en muchos casos son producidas por lesiones del sistema vestibular, ubicado en el oído interno. A través de un tratamiento de rehabilitación se logra mejorar la calidad de vida de los pacientes. (Este artículo fue escrito por Eduardo Etcheverry, y fue publicado originalmente en el sitio web: com.ar.) – Foto: captura de pantalla.
Esta terapia está dirigida a aquellas personas con síndrome vestibular, tanto central como periférico, y a pacientes con alteraciones del equilibrio tales como el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), la cinetosis, la enfermedad de Ménière (especialmente en posquirúrgicos o mareos crónicos), neuronitis, laberintitis, entre otros. Además de reducir las molestias se busca disminuir el riesgo de caídas y reinsertar al paciente a sus actividades.
Es una terapia que consiste en ejercicios de adaptación, habituación y sustitución, que combinan movimientos oculares, cefálicos y corporales y permiten aliviar los síntomas y mejorar el equilibrio estático y dinámico. Para ello, se utilizan diferentes índices (riesgo de caídas, sensibilidad al movimiento) para evaluar al paciente al iniciar el tratamiento y a lo largo del mismo.
¿Qué es el vértigo?
Es la sensación ilusoria de movimiento en forma de giros (vértigo) y suele darse cuando la cabeza se mueve con respecto a la gravedad, ya sea al acostarse o levantarse de la cama o al girar en la misma. El más frecuente es el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), un trastorno producido por un problema en el oído interno. Sus síntomas son episodios repetidos de mareos, náuseas y/o nistagmo (movimiento anormal de los ojos) al cambiar de posición la cabeza. Duran generalmente menos de un minuto.
Pueden ocurrir sin causa aparente, pero también pueden ser secundarios al envejecimiento del sistema vestibular, traumatismos del oído interno, enfermedades otológicas, laberintitis, neuritis vestibular, la insuficiencia circulatoria en la distribución de la arteria vestibular anterior, uso de medicamentos ototóxicos, edema endolinfático y migraña, entre otras causas.
El diagnóstico es siempre confirmado por la prueba de Dix-Hallpike, una maniobra que, en esos pacientes, desencadenará un nistagmo y vértigo evidente, con latencia y de corta duración. En casos típicos no es necesario la realización de examen de imagen. El VPPB es tratado con técnicas de reposicionamiento, como la maniobra de Epley, Semont y Mc Clure. También pueden ser indicados medicamentos para las náuseas. La betahistina también es eficaz en el control del vértigo, pero su utilización generalmente no es necesaria. El VPPB no es una condición grave y el cuadro normalmente revierte en una a dos semanas. Sin embargo, puede ser recurrente en algunos individuos.
Es fundamental la derivación al médico otoneurólogo y al kinesiólogo especialista para llegar a un buen diagnóstico y a una rehabilitación acorde.
(*) El autor es licenciado en kinesiología y fisiatra (MN 14681) de ALPI.
Vía: TN