El trauma acústico es la exposición coclear a un ruido muy intenso de forma aguda (única exposición superior a 140 dB) o crónica (hipoacusias profesionales, por exposición mantenida a intensidades superiores a 80 dB).
Influye en la nocividad, la frecuencia de vibración del sonido, así un ruido blanco o de banda ancha es más nocivo que uno de banda estrecha y éste más que un tono puro (una frecuencia aislada).
Se produce primero una lesión de las células ciliadas externas, luego de las internas y por último de las fibras nerviosas y ganglio de Corti.
Se produce acúfeno e hipoacusia neurosensorial con escotoma en 4.000 Hz (como signo precoz en la audiometría que el individuo no suele notar), que se va profundizando hasta afectar a todas las frecuencias agudas con curva descendente.
La afectación será unilateral si se trata de un trauma sonoro agudo y bilateral, si es uno crónico.
La otoscopia es normal, aunque en los agudos pueden asociarse lesiones timpánicas y osiculares. No hay tratamiento, salvo prótesis auditivas, y es esencial la prevención laboral.
Fuente: Manual CTO – Otorrinolaringología