Los sonidos que el oído del ser humano es incapaz de detectar pueden afectar al oído interno y hacer que temporalmente sea susceptible de sufrir daños. Artículo original de hear-it.org, – Foto por shotinraww en Unsplash.
Los sonidos de bajas frecuencias que no pueden oírse (sonidos inaudibles), no se consideraban perjudiciales para el oído, pero puede no ser el caso. Esta es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad Ludwig Maximilian en Múnich, Alemania. El estudio indica que estar expuesto a sonidos inaudibles durante tan solo 90 segundos puede tener efectos nocivos para el oído interno.
Los sonidos de bajas frecuencias pueden ser perjudiciales
Por lo general, los seres humanos somos capaces de detectar sonidos en el rango de 20 a 20.000 Hz. Se sabe que los sonidos por encima de este rango pueden dañar la capacidad auditiva. Sin embargo, los sonidos por debajo de las frecuencias de 20 Hz también pueden afectar al oído a pesar de que no seamos capaces de oírlos.
En el estudio alemán participaron 21 voluntarios que fueron expuestos a frecuencias de 30 Hz durante 90 segundos en una cabina insonorizada. Tras la exposición, se registró la actividad de sus oídos.
Pitidos procedentes del oído
La actividad de los oídos se mide registrando los débiles pitidos que constantemente emite el oído. Este fenómeno se denomina emisiones otoacústicas espontáneas. Estos pitidos no son perceptibles para el ser humano pero pueden detectarse con un micrófono.
Los investigadores descubrieron que tras la exposición a los sonidos de baja frecuencia durante 90 segundos, los pitidos generados por el oído habían cambiado. Las emisiones otoacústicas espontáneas eran temporalmente más fuertes o más débiles, lo que indica que estos sonidos pueden ser perjudiciales a pesar de no ser capaces de oírlos.
Según el neurobiólogo Markus Drexl, investigador del estudio, los resultados no indican que la exposición a sonidos de baja frecuencia provoque directamente pérdida de audición, no obstante, sí implica que el oído es más vulnerable a sufrir un daño. El estudio fue publicado en la revista científica Royal Society Open Science.
Vía: hear-it,org, Fuente: news.sciencemag