La enfermedad de Ménière afecta principalmente el oído interno, que es responsable del equilibrio y la audición. – Image by cookie_studio on Freepik.
A continuación, se describe cómo esta enfermedad puede afectar las estructuras del oído:
Cóclea: La cóclea es una parte esencial del oído interno que se encarga de la audición. En la enfermedad de Ménière, la acumulación de líquido en la cóclea puede interferir con su funcionamiento normal, lo que resulta en pérdida de audición.
Esta pérdida auditiva es típicamente fluctuante, lo que significa que puede variar en intensidad y puede afectar a diferentes frecuencias de sonido.
Conducto vestibular: El conducto vestibular es otra estructura en el oído interno que es responsable del equilibrio. En la enfermedad de Ménière, el exceso de líquido en el conducto vestibular puede alterar su función, lo que resulta en episodios de vértigo.
El vértigo es una sensación de mareo intenso y giratorio que puede durar desde unos minutos hasta varias horas. Estos episodios de vértigo pueden ser impredecibles y debilitantes, afectando la capacidad del paciente para llevar a cabo actividades diarias normales.
Conducto coclear: El conducto coclear es un canal en espiral en la cóclea que contiene células ciliadas responsables de convertir las vibraciones sonoras en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar como sonidos.
En la enfermedad de Ménière, el aumento de presión y la acumulación de líquido en el conducto coclear pueden dañar las células ciliadas, lo que contribuye a la pérdida de audición y a la presencia de tinnitus (zumbido en los oídos).
Es importante destacar que la enfermedad de Ménière puede afectar de manera diferente a cada individuo y la gravedad de los síntomas puede variar.
Algunos pacientes pueden experimentar una combinación de pérdida de audición, vértigo y tinnitus, mientras que otros pueden tener síntomas más leves. Si se sospecha la enfermedad de Ménière, se recomienda buscar atención médica para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.