Vértigo y mareo son dos conceptos que se confunden a menudo. Es más, no es difícil escuchar su uso como sinónimos cuando en realidad no sólo no son lo mismo, sino que ni siquiera se parecen, según se explica en este artículo escrito por gemasuarez, y publicado originalmente por DIARIO MÉDICO, en su portal web diariomedico.com. – Foto ilustrativo creado por freepik – www.freepik.es.
“El término vértigo se refiere exclusivamente a la percepción visual de un movimiento del entorno. El paciente con vértigo ve claramente cómo el entorno se mueve, ya sea de manera rotatoria o con movimientos verticales u horizontales. La base de esa percepción es un signo ocular conocido como nistagmo. Por eso el paciente no es que tenga la sensación de que se mueve, es que ve ese movimiento.
El mareo, por su parte, es un síntoma mucho más inespecífico, una sensación de malestar, de desequilibrio, asociado muchas veces a un componente nauseoso, pero sin que exista una clara percepción de movimiento del entorno”, explica a CF Eduardo Martín Sanz, coordinador de la Unidad de Otoneurología del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid, y presidente de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC).
El adjetivo inespecífico referido al mareo es de suma importancia, ya que esta sensación puede abarcar un amplio rango de diagnósticos que expliquen su aparición.
Múltiples factores
“Existen múltiples factores que pueden provocar mareos, como por ejemplo las alteraciones de la tensión arterial, la hipoglucemia, la deshidratación, los efectos secundarios a psicofármacos, los trastornos neurológicos o la ansiedad, entre muchos otros”, desgrana Eva Prieto Utiel, farmacéutica de Atención Primaria de la Dirección Asistencial Noroeste y miembro de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap).
El paciente mareado puede acudir por su propio pie a consulta, mientras que el que sufre vértigo tiene que recibir asistencia domiciliaria
Los vértigos, en cambio, según señala el portavoz de Seorl, tienen su causa en alrededor de un 85% de los casos en el oído interno, mientras que el 15% de los casos restantes responderían a causas neurológicas, cardiovasculares o metabólicas.
No obstante, como la causa principal es tan prevalente, Martín Sanz señala que ante un paciente con vértigo “lo primero que hay que descartar siempre es la causa otológica”.
Tratamiento
Tanto vértigos como mareos son síntomas, de forma que, como afirma Prieto, “lo importante en una consulta médica es identificar las causas subyacentes para realizar el tratamiento adecuado”.
Cuándo ir al médico
La primera pregunta que surge es: ¿Cuándo es más importante acudir a la consulta al médico para el diagnóstico y el tratamiento en el caso de los vértigos? “Es difícil afirmarlo, porque un mareo puede ser provocado por un cáncer y un vértigo, estar originado por un simple tapón en el oído”, responde el doctor Eduardo Martín Sanz, que reconoce, no obstante, que los vértigos suelen ser indicativos de patologías más agudas, como demuestra el hecho de que el paciente mareado puede acudir por su propio pie a consulta, mientras que el paciente con vértigo tenga que recibir asistencia domiciliaria o desplazarse en camilla.
El vértigo requiere una atención más inmediata para calmar los síntomas y para hacer un diagnóstico diferencial
“El vértigo requiere una atención más inmediata, primero para calmar los síntomas y después para hacer un diagnóstico diferencial”, añade.
Ese diagnóstico diferencial es clave, ya que existe mucha patología que produce vértigos (el vértigo posicional paroxístico benigno -vppb-, la enfermedad de Ménière, la migraña vestibular, la paroxismia, la fístula linfática, etc.), y cada una de esas enfermedades tiene un tratamiento concreto, de forma que no todos los vértigos se tratan de la misma manera.
“Una migraña vestibular, por ejemplo, es una enfermedad que da muchos vértigos y que se trata con profilácticos migrañosos; una neuritis vestibular, por su parte, produce un vértigo muy desagradable y se trata con corticoides. Y una enfermedad como la de Ménière tiene una escala terapéutica de cuatro o cinco pasos”, ejemplifica el presidente de la Comisión de Otoneurología de Seorl, que, sin embargo, reconoce que sí existe un denominador común en el caso de los pacientes con vértigo agudo, en cuyo caso los sedantes vestibulares alivian el cortejo sintomático.
error muy común.
Todos los vértigos no se tratan igual. El agudo, con sedantes; la migraña vestibular, con
profilácticos, y la neuritis, con corticoides
“Todos los problemas que dan vértigo en esa primera fase aguda los tratamos igual, pero es importante no prolongar esa fase con sedantes vestibulares más allá de un periodo de entre tres y cinco días, porque genera una alteración de la compensación vestibular”, argumenta.
Y señala que es un “error muy común” tener a los pacientes durante semanas con sulpiride cuando lo recomendable es, una vez pasado ese periodo de cinco días, “proceder al diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad concreta qeu causa el problema”.
En el caso de los mareos, por último, Martín Sanz vuelve a recurrir al adjetivo inespecífico para explicar que “nunca” se aceptaría un tratamiento global para el mareo debido a las múltiples causas que pueden esconderse detrás, por lo que la recomendación, antes de instaurar ningún tratamiento, es “filiarlo e identificar su origen”.
Un estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine sugiere que los mareos y el vértigo son frecuentes en la población, con una prevalencia de 23% y una incidencia del 3%.
Vía diariomedico.com